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Hoy es el último día de novena en honor a san Benito, venerado en el ayuntamiento de Cortegada en el santuario de O Rabiño. La fiesta que mañana se celebra se denomina “san Benito do inverno”, aunque coincida con el inicio de la primavera. Popularmente, se dice que es el día que llega el cuco a la zona y que permanecerá hasta la siguiente fiesta del santo abad, el 11 de julio, “san Benito do vrau”.

La iglesia se construyó con potentes muros de estrechos vanos, con pilastras visibles en el exterior, coronadas con pináculos, todo de buen granito del país. Planta de cruz latina, con ábside cuadrado. Los brazos de la cruz corresponden a dos capillas laterales, con retablos ambas, estando el confesonario en la izquierda y una venerada imagen del santo en la derecha. Una sacristía con dos puertas da tanto al presbiterio como al brazo izquierdo. El cementerio parroquial, que acoge también a los difuntos del pueblo de Louredo (que fue anexo), rodea el templo, con muchas sepulturas tocando con sus paredes y puertas. Estas se cuentan con el número de 3, siendo una la mayor y las otras dos laterales a la misma altura, justo antes de las capillas laterales. Y en el espacio tras la iglesia, usado como aparcamiento y campo de la fiesta, se encuentra el Humilladoiro, un cruceiro cubierto, protegido con rejas de hierro, de buena factura, con imaginería.

Rabiño sería una contracción latina que vendría a significar “ribera del Miño” y, de hecho, en los ss. XII-XIII se conocía la zona como couto de Riba de Miño, pertenciente al monasterio de Celanova, y luego san Benito de la Arnoya. En el s. XIV se le concoe también como parte de A Vestiaría, conjunto de varias parroquias cuyos diezmos a san Salvador de Celanova se destinaban a las vestiduras de los monjes. En dos mapas del s. XVII (uno de 1603 y otro de 1696) he visto que se nombra como “S. Benito del R. Arnoyo”. En 1745 pasa por Louredo el padre Sarmiento y deja constancia de “San Benito de La Arnoya”. En 1845, la Carta Geométrica de Fontán nombra el lugar como “Rabiño”, sin más. Actualmente, pertenece al arciprestazgo de Ribadavia, tras la conversión diocesana de 2013, bajo patrocinio del obispo Lemos, siendo anteriormente de Cortegada. La parroquia de san Benito es anterior a la de Louredo y Cortegada, siendo ambas anexos que fueron alcanzando, con el paso de los años, entidad propia.

Es costumbre que el fiel participe en la Eucaristía, rece la novena a san Benito y luego visite la imagen del santo, custodiada en la capilla lateral derecha. Puede hacerle un donativo y muchos solían pasarle un pañuelo al santo, posándolo a continuación sobre el rostro o una parte afectada de su cuerpo. A este santo acuden muchos por enfermedades de la piel. También se llevan aceite bendecido. Hoy, domingo, suele ser el día de la bendición. La gente trae aceite de oliva y se lo ofrece al santo, luego se bendice y viaja a las casas de los devotos, ya sea para untar una zona enferma o, como se hacía hace años, para quemar despacio en una “mariposa”, ante la imagen de san Benito, que hay muchas casas con una.

Hace ya muchos años, cuentan, el “tío Celestino” mandó hacer unas estampas de san Benito de O Rabiño en Barcelona. Quizás, las primeras estampas. El caso es que le comentaron: hombre, el santo será milagrero, pero es feíllo. Imagino que hablaban de la imagen procesional, que llama la atención por su vestido negro bordado, que cubre la imagen completamente, incluso rodeando la cabeza. Solo se ve cabeza y manos, aunque hay que decir que tampoco hay nada más que ver, pues el resto es un armazón de madera.

El otro san Benito del templo se encuentra en el retablo mayor y tiene porte y expresividad. Hay contraste entre ambas imágenes: el rostro moreno del altar, contra el claro de la imagen procesional; la concentración y el rictus adusto de aquel, contra cierta dulzura de este; el dinamismo del primero, al que se contrapone la quietud del segundo… Hasta podríamos leer esto en cierta clave místico existencial, dando a la potente imagen del altar el vistazo del Benito terrenal, con el que puede identificarse el fiel, mientras que la otra imagen, hierática pero trasluciendo paz y disfrute, la promesa del Cielo, donde el dinamismo y la pasión no conocen limitaciones ni contratiempos. Una referencia a las postrimerías nos pondría en la tesitura del hacer y decir bien en esta vida, para poder quedar en sintonía eterna con la bondad divina y de sus santos. En la puerta mayor existe una bonita imagen pétrea de san Benito, con su hábito negro (señal de humildad), báculo (símbolo de pastor y padre), el libro de su Regla y el cuervo que se llevó lejos un pan envenenado.

Desde 1997 existe una imagen similar a la del Rabiño, Ourense, en Los Molinos, Madrid. Parece ser que una mujer aquejada de un cáncer en la lengua se ofreció al santo. Al poco, sin mediar aviso, se encuentra con una remisión espontánea y completa de su cáncer, lo que la lleva a una curiosa forma de agradecer la curación: costeará la copia de la imagen para llevarla a su pueblo. aquello tuvo cierta repercusión local aquí, pues se organizó una peculiar peregrinación y salieron dos autobuses para conocer la nueva sede del santo abad. Fue el párroco, don Delmiro, y muchos feligreses, que participaron de la fe y la fiesta en honra a Benito. La fiesta en Los Molinos ha calado hondo, hasta tal punto que mantienen las dos fechas, tal como aquí se hace, en marzo y julio, la novena (imagino que la misma que aquí rezan) y el día festivo, con gaiteiros y pulpeira.

Como pasa con la de san Xoán de Louredo, no se utilizan todas las partes de la novena. Es más extensa pero en la iglesia, básicamente, se reza un acto de contricción, la lectura de una consideración sobre virtudes o las postrimerías (el día octavo, sobre la muerte, por ejemplo) y la exposición de un capítulo de la vida de san Benito, seguido de una oración final y la recitación conjunta de otra oración (la deprecación final). He consultado un viejo ejemplar, de la segunda edición del padre Antonio Alonso, benedictino, impresa en La región, sin año. Reproduce los nihil obstat e imprimatur de sus superiores en la Orden y del Obispo de Ourense. Los permisos, tras la debida revisión y censura, están fechados en 1916. Pero quizás se refieran a la primera edición y aquí simplemente se hayan añadido para tranquilidad del fiel. ¿O entregaría el autor la nueva edición, que está ampliada respecto a la original, para un nuevo vistazo del censor eclesiástico? Dice el autor que a las consideraciones diarias, de la primera edición, le ha añadido ejemplos sacados de la vida del santo, extraídos del segundo libro de los Diálogos del Papa Gregorio, que vivió pocos años después del santo abad. La idea es muy bella: no solo se predica, sino que se ofrecen detalles concretos del comportamiento de san Benito, de modo que sea más fácil imitarlo y se demuestre que llevó a cabo una vida santa.

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Location: Casa Grande da Granxa, Rabiño, Cortegada, Ribeiro, Orense, Galicia, 32200, España
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