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Judith Bonet's Notes

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591182 Judith Bonet

La Columna de las Serpientes es tres de los objetos a la Grecia y Roma antiguas (su origen se remonta a hace unos 2480 años) que se mencionan más extensamente en la literatura y que aún perduran en la actualidad. Junto con el trípode y el cuenco de oro originales (ambos desaparecidos hace tiempo), formaba parte de un trofeo u ofrenda dedicada a Apolo en Delfos. Dicha ofrenda se realizó en la primavera del año 478 a. C., varios meses después de la derrota del ejército aqueménida en la batalla de Platea (agosto de 479 a. C.) a manos de las ciudades estado griegas, que se habían aliado para repeler la invasión persa a la Grecia tinental.
Entre los escritores antiguos que hacen alusión a la Columna se puede encontrar a Heródoto, Tucídides, el pseudo-Demóstenes, Diodoro Sículo, Pausanias, Cornelio Nepote yPlutarco. Ya en la modernidad, Edward Gibbon describió el traslado de la Columna por parte del Emperador Constantino a su nueva capital, Constantinopla; para este relato, Gibbon cita el testimonio de los historiadores bizantinos Zósimo, Eusebio, Sócrates y Sozomeno.
La parte superior de la columna estaba adornada con un cuenco de oro, sostenido por las tres cabezas. El cuenco fue destruido o robado durante la Cuarta Cruzada. Muchas miniaturas otomananas muestran que las cabezas estaban intactas en las primeras décadas posteriores a la conquista turca de la ciudad.
Ahmed Bican, de Galípoli, produjo una pequeña descripción de la Columna en su Dürr-i Meknûn, escrito en tiempos de la caída de Constantinopla. Allí afirma que es un adorno hueco, de bronce, con serpientes entrelazadas, de tres cabezas, y que para los ciudadanos era un talismán que protegía de las mordeduras de serpientes.
De cincuenta a cien años después de la conquista turca de Constantinopla, se documenta que la mandíbula de una de las serpientes estaba perdida. Pese a la leyenda de que Mehmed II, tras ingresar en la ciudad tras conquistarla, habría destrozado parte del monumento, dicha historia es apócrifa.
Años más tarde, a fines del siglo XVII, las tres cabezas fueron destruidas. Nuevamente existe una leyenda según la cual un noble polaco ebrio las habría derribado; sin embargo, el Nusretname (El libro de las victorias), de Silahdar Findiklili Mehmed Aga, señala que las cabezas simplemente se cayeron durante la noche del 20 de octubre de 1700. Algunas partes de las cabezas fueron recuperadas y actualmente se exhiben en el Museo arqueológico de Estambul.